Noviembre 2024

Llegué a Estados Unidos en junio de 2015 con la ilusión de empezar una nueva vida. Aún recuerdo vívidamente cuando mi avión aterrizó en Los Ángeles, California, después de un largo vuelo desde Moscú, Rusia donde trabajaba como profe de inglés. Mi destino final era Boise, Idaho, donde me reuniría con mi esposo y comenzaríamos nuestra vida juntos. Con una visa de prometida en mano, nos casamos al día siguiente de llegar a Idaho. Queríamos iniciar rápidamente mi proceso de residencia para que yo pudiera empezar a trabajar lo antes posible.

Ese primer verano no fue fácil. No podía trabajar y me sentía impotente, ansiosa y aburrida, esperando la entrevista para mi Green Card. Finalmente, en septiembre, llegó el gran día. La entrevista salió bien, y en cuanto obtuve mi permiso empece a aplicar a trabajos como profesora.

Pero la vida de un inmigrante está llena de desafíos. En 2015, todavía no había terminado mi carrera en Lingüística y Literatura Inglesa. Conseguir un trabajo de profesora en USA parecía un sueño lejano, especialmente porque no era hablante nativa de inglés. Trabajé en cinco empleos distintos, luchando por mantenerme a flote mientras estudiaba la carrera por las noches, con la esperanza de que algún día alguien me diera una oportunidad en mi campo.

Esa oportunidad llegó antes de lo que esperaba. Una persona confió en mí, vio más allá de mi acento y mi país de origen , y me ofreció el trabajo de mis sueños: enseñar inglés y ciudadanía a inmigrantes y refugiados en una ONG. Fue allí donde vi, de primera mano, lo fuerte y valiosa que es nuestra comunidad inmigrante. También experimenté el impacto que el proceso migratorio tiene en nuestro bienestar emocional, nuestra salud, y nuestro aprendizaje.

Cuando decidí dejar ese trabajo para fundar mi propia empresa, me prometí que nunca olvidaría el recorrido del inmigrante. Sabía que debía crear un espacio donde se entendieran nuestras dificultades: las citas en inmigración, la nostalgia por nuestros hogares, la presión económica de mantener dos mundos, y la falta de energía que viene con el esfuerzo de adaptarse a una nueva cultura.

La realidad es que esos desafíos no se abordan en una clase de inglés tradicional. Por eso, cuando diseñé mis programas Inglés desde Cero y La Ciudadanía Paso a Paso, me aseguré de que cada lección y cada herramienta fueran construidas con empatía y comprensión hacia el inmigrante.

Este noviembre, después de nueve años de arduo trabajo y sacrificio, recibí mi pasaporte estadounidense y voté por primera vez. Sentí una poderosa sensación de pertenencia y gratitud. Ha sido un viaje largo, lleno de días buenos y otros no tan buenos, pero siempre he encontrado maneras de avanzar. Porque la clave es hacer algo cada día que nuestro futuro yo nos agradezca.

Estudiar inglés, formarme profesionalmente, crear comunidad, hacer voluntariado y nunca dejar de aprender son acciones que hoy me permiten vivir una vida de la que estoy orgullosa. No es perfecta, pero es una vida que he construido con propósito y dedicación.

Y ahora, quiero que tú también tengas esa oportunidad. Por eso, he puesto todo mi amor y experiencia en mis cursos. Inglés desde Cero y La Ciudadanía Paso a Paso están hechos para ti, para que puedas construir tu propio camino hacia una vida llena de posibilidades. TE LO MERECES.

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